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sus íntimos. Incluso en todos los rumores que han circulado acerca de su estado hipocondríaco
esa enfermedad no ha sido mencionada nunca. Sospeché que venía usted de parte de ella cuando
recibí su nota en el Club Contraseña... Su letra estaba distorsionada por la tensión y el disimulo,
pero el Justine me divirtió; era un truco muy hábil. Y su actuación de aprendiz de brujo me
divirtió también. Además, resulta que me gusta hablar. El caso es que he estado estudiándole
todo el rato, especialmente sus reacciones a algunas observaciones de sondeo que he ido dejando
caer de tanto en tanto, y ahora ha cometido usted un desliz.
Su voz era fuerte y clara, pero estaba temblando y riendo al mismo tiempo, y sus ojos se hallaban
enormemente dilatados. Volvió a acercar las tijeras hacia sí, pero los dedos que las sujetaban se
crisparon un poco, como si sujetaran una daga, y dijo con una risita:
Nuestra querida Evvie ha enviado a toda clase de tipos contra mí, para negociar la devolución
de sus fantasmas o intentar asustarme o asesinarme, pero ésta es la primera vez que me envía a
un estúpido idealista. Can, ¿por qué no ha tenido usted el buen sentido de no mezclarse en esto?
Mire, doctor Slyker contraataqué, antes de que empezara a responder por mí , es cierto
que me he puesto en contacto con usted con un propósito especial. Nunca lo he negado. Pero no
sé nada ni de fantasmas ni de pistoleros. Estoy aquí en una simple comisión de negocios, enviado
por el mismo tipo que me proporcionó el Justine, y que no tiene otro propósito que el de proteger
a Evelyn Cordew. Estoy representando a Jeff Crain.
Se suponía que aquello debía calmarlo Bien dejó de temblar y ., sus ojos de errar de un lado para
otro, pero solamente porque se enfocaron sobre mí como dos faros gemelos, y la risita
desapareció de su voz.
¡Jeff Crain! Eme solamente desea matarme, pero ese Hemingway cinemático, ese corpulento
perro guardián suyo, ese San Bernardo humano que lame los mendrugos secos de su
matrimonio... desea ver a los agentes del Tesoro tras de mí, y también a los chicos de azul y a los
de blanco. Me río de la mayor parte de los agentes de Evvie, incluso de los pistoleros, pero para
los agentes de Jeff solamente tengo una respuesta.
Las tijeras de plata apuntaron directamente a mi pecho, y pude ver tensarse sus músculos como
los de un tigre gordo. Me preparé para saltar al primer movimiento que hiciera aquel hombre
contra mí.
Sin embargo, el movimiento que hizo fue dirigir a su escritorio su mano libre. Decidí que ya era
hora de ponerme en pie, de todos modos, pero justo en el momento en que enviaba las órdenes
correspondientes a mis músculos fui sujetado por la cintura y aferrado por la garganta, y mis
puños y tobillos inmovilizados. Por algo suave pero firme.
Bajé la vista. Anchas y blandas abrazaderas en forma de media luna habían surgido de ocultos
alvéolos en mi sillón, y me retenían ahora suave pero firmemente como un grupo de competentes
enfermeros. Incluso mis manos estaban retenidas por esposas tan suaves como el terciopelo que
habían brotado de los bulbosos brazos del sillón. Todas eran de un color básicamente gris, pero
mientras las duraba cambiaron hasta mimetizarse con el color de mi traje y mi Piel, en cuyos
bordes se hallaban.
No estaba asustado. Sólo mortalmente aterrorizado.
¿Sorprendido, Carr? No debería estarlo. Slyker se reclinó en su silla como un amistoso
maestro, esgrimiendo sus tijeras como si fueran una regla . La eliminación de obstáculos y el
control remoto son la esencia de nuestro tiempo, especialmente en lo que a equipo médico se
refiere. Los botones que hay en mi escritorio pueden hacer mucho más que eso. Puedo hacer
brotar agujas hipodérmicas..., no muy higiénicas, pero luego pueden eliminarse los posibles
gérmenes. O electrodos para un shock. Entiéndalo, las sujeciones son necesarias en mi profesión.
El trance mediúmnico profundo puede producir ocasionalmente convulsiones tan violentas como
las de un electroshock, en especial cuando es cortado un fantasma. Y a veces administro también
electroshocks, como cualquier otro remiendacabezas de estar por casa. Además, sentirse brusca y
firmemente sujeto constituye un profundo estímulo para el subconsciente, y a menudo hace
surgir hechos muy bien guardados en pacientes difíciles. Así que es absolutamente necesario
disponer de un método de inmovilizar por completo a mis pacientes... Algo rápido, seguro,
elegante, y preferiblemente inesperado. Se sorprendería usted, Carr, de las situaciones en las
cuales me he visto obligado a activar esas sujeciones. Esta vez he estado tanteándolo para ver
exactamente lo peligroso que era. Ante mi sorpresa, se mostró usted dispuesto a emprender
acciones físicas contra mí. De modo que he pulsado el botón. Ahora podremos tratar
cómodamente del problema con Jeff Crain... y con usted. Pero primero tengo que cumplir una
promesa que le hice. Le dije que le mostraría uno de los fantasmas de Evelyn Cordew. Llevará
un poco de tiempo, y además será necesario apagar las luces.
Doctor Slyker dije, tan llanamente como pude , yo...
¡Silencio! Activar un fantasma a fin de que pueda ser visto comporta ciertos riesgos. El
silencio es esencial, aunque será necesario utilizar, muy brevemente, la suprimida música de
Tchaikovsky que con tanta rapidez desconecté hace un rato. Trasteó con el equipo estéreo
durante breves momentos . Pero parcialmente debido a eso será necesario que guarde los
demás historiales y los otros cuatro fantasmas de Evvie que no vayamos a usar, y cierre con llave
todos los cajones. De otro modo podrían presentarse complicaciones.
Decidí intentarlo de nuevo.
Antes de que siga adelante, doctor Slyker empecé , me gustaría realmente explicarle...
No dijo nada más, simplemente manipuló de nuevo en el escritorio. Mis ojos captaron algo que
se acercaba rápidamente por encima de mi hombro, y al instante siguiente se aplastaba sobre mi
boca y nariz, sin cubrirme los ojos, pero llegando casi hasta su nivel...; algo blando, seco,
pegajoso y ligeramente arrugado. Jadeé, y pude sentir la mordaza penetrar en mi boca, sin que
con ella entrara ni una pizca de aire. Aquello me aterró hasta casi la inconsciencia, por supuesto,
de modo que me inmovilicé. Luego intenté respirar muy lentamente, y un poco de aire se filtró a
mi interior. Llegó maravillosamente fresco al horno de mis pulmones. Tenía la sensación de que
llevaba toda una semana sin respirar. Slyker me miró con una ligera sonrisa.
Nunca digo «Silencio» dos veces, Can. La espuma plástica de esa mordaza es otro de los
inventos de Henri Artois. Consiste en millones de pequeñísimas válvulas. Mientras respire usted
suavemente..., muy, muy suavemente, Carr..., permitirán el paso del aire; pero si jadea usted o
intenta gritar a través de ellas, se cerrarán don firmeza. Un dispositivo maravilloso.
Tranquilícese, Carr: su vida depende de ello.
Nunca había experimentado una tan completa impotencia. Descubrí que la más ligera tensión
muscular, incluso doblar un dedo, hacía mi respiración lo suficientemente irregular como para
que las válvulas empezaran a cerrarse y llegara al borde de la asfixia. Podía ver y oír lo que
estaba ocurriendo, pero no me atrevía a reaccionar. Apenas me atrevía a pensar. Tenía que fingir
que la mayor parte de mi cuerpo río estaba allí (¡el plástico camaleónico ayudaba!), que no era
más que un par de pulmones trabajando constantemente pero con infinita cautela.
Slyker acababa de guardar de nuevo el historial de Cordew en su cajón, sin cerrarlo, y empezó a
reunir los otros historiales esparcidos. Luego tocó de nuevo el escritorio y las luces se apagaron.
He mencionado ya que el lugar estaba completamente sellado contra la luz. La oscuridad era
completa.
No se alarme, Can. La voz de Slyker me llegó desde la negrura, junto con una risita . De [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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sus íntimos. Incluso en todos los rumores que han circulado acerca de su estado hipocondríaco
esa enfermedad no ha sido mencionada nunca. Sospeché que venía usted de parte de ella cuando
recibí su nota en el Club Contraseña... Su letra estaba distorsionada por la tensión y el disimulo,
pero el Justine me divirtió; era un truco muy hábil. Y su actuación de aprendiz de brujo me
divirtió también. Además, resulta que me gusta hablar. El caso es que he estado estudiándole
todo el rato, especialmente sus reacciones a algunas observaciones de sondeo que he ido dejando
caer de tanto en tanto, y ahora ha cometido usted un desliz.
Su voz era fuerte y clara, pero estaba temblando y riendo al mismo tiempo, y sus ojos se hallaban
enormemente dilatados. Volvió a acercar las tijeras hacia sí, pero los dedos que las sujetaban se
crisparon un poco, como si sujetaran una daga, y dijo con una risita:
Nuestra querida Evvie ha enviado a toda clase de tipos contra mí, para negociar la devolución
de sus fantasmas o intentar asustarme o asesinarme, pero ésta es la primera vez que me envía a
un estúpido idealista. Can, ¿por qué no ha tenido usted el buen sentido de no mezclarse en esto?
Mire, doctor Slyker contraataqué, antes de que empezara a responder por mí , es cierto
que me he puesto en contacto con usted con un propósito especial. Nunca lo he negado. Pero no
sé nada ni de fantasmas ni de pistoleros. Estoy aquí en una simple comisión de negocios, enviado
por el mismo tipo que me proporcionó el Justine, y que no tiene otro propósito que el de proteger
a Evelyn Cordew. Estoy representando a Jeff Crain.
Se suponía que aquello debía calmarlo Bien dejó de temblar y ., sus ojos de errar de un lado para
otro, pero solamente porque se enfocaron sobre mí como dos faros gemelos, y la risita
desapareció de su voz.
¡Jeff Crain! Eme solamente desea matarme, pero ese Hemingway cinemático, ese corpulento
perro guardián suyo, ese San Bernardo humano que lame los mendrugos secos de su
matrimonio... desea ver a los agentes del Tesoro tras de mí, y también a los chicos de azul y a los
de blanco. Me río de la mayor parte de los agentes de Evvie, incluso de los pistoleros, pero para
los agentes de Jeff solamente tengo una respuesta.
Las tijeras de plata apuntaron directamente a mi pecho, y pude ver tensarse sus músculos como
los de un tigre gordo. Me preparé para saltar al primer movimiento que hiciera aquel hombre
contra mí.
Sin embargo, el movimiento que hizo fue dirigir a su escritorio su mano libre. Decidí que ya era
hora de ponerme en pie, de todos modos, pero justo en el momento en que enviaba las órdenes
correspondientes a mis músculos fui sujetado por la cintura y aferrado por la garganta, y mis
puños y tobillos inmovilizados. Por algo suave pero firme.
Bajé la vista. Anchas y blandas abrazaderas en forma de media luna habían surgido de ocultos
alvéolos en mi sillón, y me retenían ahora suave pero firmemente como un grupo de competentes
enfermeros. Incluso mis manos estaban retenidas por esposas tan suaves como el terciopelo que
habían brotado de los bulbosos brazos del sillón. Todas eran de un color básicamente gris, pero
mientras las duraba cambiaron hasta mimetizarse con el color de mi traje y mi Piel, en cuyos
bordes se hallaban.
No estaba asustado. Sólo mortalmente aterrorizado.
¿Sorprendido, Carr? No debería estarlo. Slyker se reclinó en su silla como un amistoso
maestro, esgrimiendo sus tijeras como si fueran una regla . La eliminación de obstáculos y el
control remoto son la esencia de nuestro tiempo, especialmente en lo que a equipo médico se
refiere. Los botones que hay en mi escritorio pueden hacer mucho más que eso. Puedo hacer
brotar agujas hipodérmicas..., no muy higiénicas, pero luego pueden eliminarse los posibles
gérmenes. O electrodos para un shock. Entiéndalo, las sujeciones son necesarias en mi profesión.
El trance mediúmnico profundo puede producir ocasionalmente convulsiones tan violentas como
las de un electroshock, en especial cuando es cortado un fantasma. Y a veces administro también
electroshocks, como cualquier otro remiendacabezas de estar por casa. Además, sentirse brusca y
firmemente sujeto constituye un profundo estímulo para el subconsciente, y a menudo hace
surgir hechos muy bien guardados en pacientes difíciles. Así que es absolutamente necesario
disponer de un método de inmovilizar por completo a mis pacientes... Algo rápido, seguro,
elegante, y preferiblemente inesperado. Se sorprendería usted, Carr, de las situaciones en las
cuales me he visto obligado a activar esas sujeciones. Esta vez he estado tanteándolo para ver
exactamente lo peligroso que era. Ante mi sorpresa, se mostró usted dispuesto a emprender
acciones físicas contra mí. De modo que he pulsado el botón. Ahora podremos tratar
cómodamente del problema con Jeff Crain... y con usted. Pero primero tengo que cumplir una
promesa que le hice. Le dije que le mostraría uno de los fantasmas de Evelyn Cordew. Llevará
un poco de tiempo, y además será necesario apagar las luces.
Doctor Slyker dije, tan llanamente como pude , yo...
¡Silencio! Activar un fantasma a fin de que pueda ser visto comporta ciertos riesgos. El
silencio es esencial, aunque será necesario utilizar, muy brevemente, la suprimida música de
Tchaikovsky que con tanta rapidez desconecté hace un rato. Trasteó con el equipo estéreo
durante breves momentos . Pero parcialmente debido a eso será necesario que guarde los
demás historiales y los otros cuatro fantasmas de Evvie que no vayamos a usar, y cierre con llave
todos los cajones. De otro modo podrían presentarse complicaciones.
Decidí intentarlo de nuevo.
Antes de que siga adelante, doctor Slyker empecé , me gustaría realmente explicarle...
No dijo nada más, simplemente manipuló de nuevo en el escritorio. Mis ojos captaron algo que
se acercaba rápidamente por encima de mi hombro, y al instante siguiente se aplastaba sobre mi
boca y nariz, sin cubrirme los ojos, pero llegando casi hasta su nivel...; algo blando, seco,
pegajoso y ligeramente arrugado. Jadeé, y pude sentir la mordaza penetrar en mi boca, sin que
con ella entrara ni una pizca de aire. Aquello me aterró hasta casi la inconsciencia, por supuesto,
de modo que me inmovilicé. Luego intenté respirar muy lentamente, y un poco de aire se filtró a
mi interior. Llegó maravillosamente fresco al horno de mis pulmones. Tenía la sensación de que
llevaba toda una semana sin respirar. Slyker me miró con una ligera sonrisa.
Nunca digo «Silencio» dos veces, Can. La espuma plástica de esa mordaza es otro de los
inventos de Henri Artois. Consiste en millones de pequeñísimas válvulas. Mientras respire usted
suavemente..., muy, muy suavemente, Carr..., permitirán el paso del aire; pero si jadea usted o
intenta gritar a través de ellas, se cerrarán don firmeza. Un dispositivo maravilloso.
Tranquilícese, Carr: su vida depende de ello.
Nunca había experimentado una tan completa impotencia. Descubrí que la más ligera tensión
muscular, incluso doblar un dedo, hacía mi respiración lo suficientemente irregular como para
que las válvulas empezaran a cerrarse y llegara al borde de la asfixia. Podía ver y oír lo que
estaba ocurriendo, pero no me atrevía a reaccionar. Apenas me atrevía a pensar. Tenía que fingir
que la mayor parte de mi cuerpo río estaba allí (¡el plástico camaleónico ayudaba!), que no era
más que un par de pulmones trabajando constantemente pero con infinita cautela.
Slyker acababa de guardar de nuevo el historial de Cordew en su cajón, sin cerrarlo, y empezó a
reunir los otros historiales esparcidos. Luego tocó de nuevo el escritorio y las luces se apagaron.
He mencionado ya que el lugar estaba completamente sellado contra la luz. La oscuridad era
completa.
No se alarme, Can. La voz de Slyker me llegó desde la negrura, junto con una risita . De [ Pobierz całość w formacie PDF ]