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- Hubo que pelear por todo esto. De otra manera hubiéramos tenido lo mismo que
usted objeta en su país. Déjeme hablar un poco de filosofía y sociología. ¿Nunca se le ha
ocurrido, Geoff, que a pesar de todos los cambios traídos por la ciencia - quiero decir,
nuestro control sobre la energía inanimada - aún mantenemos el mismo orden social de
precedencia? Los políticos arriba, luego los militares, y los verdaderos cerebros abajo. No
hay diferencias entre este orden y, el de la Antigua Roma, o para el caso el de las
primeras civilizaciones de la Mesopotamia. Vivimos en una sociedad que contiene una
contradicción monstruosa, moderna en su tecnología pero arcaica en su organización
social. Durante años los políticos han estado chillando acerca de la necesidad de más
científicos entrenados, más ingenieros, etc. De lo que no parecen darse cuenta es que
sólo hay un número limitado de tontos.
- ¿Tontos?
- Sí, personas como usted y yo, Geoff. Nosotros somos los tontos. Pensamos las cosas
para un arcaico grupo con cerebros de piojos y les permitimos que nos metan en lo que
se les antoja.
- ¡Científicos del mundo, unios! ¿Es ésa la idea?
- No exactamente. No es el caso de los científicos contra el resto. El asunto es más
profundo. Es una separación entre dos modos totalmente distintos de pensar. El
fundamento tecnológico de la sociedad actual está en pensar en términos de números.
Por otra parte, en cuanto a su organización social está basada en pensar en términos de
palabras. Ahí está la verdadera separación, entre la mente literaria y la mente
matemática. Tendría que encontrar al Secretario de Interior. En seguida vería lo que
quiero decir.
- ¿Y usted tiene una idea para alterar todo eso?
- Tengo una idea que dará un tanto a favor para la mente matemática. Pero no soy lo
bastante tonto para pensar que cualquier cosa que yo pueda hacer será de importancia
decisiva. Se me ocurre que con un poco de suerte podré dar un buen ejemplo, una
especie de locus classicus para citar a los muchachos literatos, de cómo tendríamos que
hacer para retorcerles la cola a los políticos.
- Mi Dios, Chris, usted habla de números y palabras, pero nunca conocí un hombre que
utilizara tantas palabras. ¿Podría explicarme de qué se trata en términos simples?
- Entiendo que eso quiere decir en términos de números. Bueno, haré la prueba.
Supongamos que es posible la supervivencia cuando llegue la Nube. Aunque digo
supervivencia, es casi seguro que las condiciones no van a ser agradables. O nos
congelaremos o nos asaremos de calor. Es obvio que va a ser extremadamente
improbable que las personas puedan moverse de manera normal. Lo más que podemos
esperar es que manteniéndonos quietos en las cuevas que cavemos o en sótanos,
podamos mantenernos. En otras palabras, todo viaje normal de uno a otro sitio cesará. De
modo que las comunicaciones y el control de los asuntos humanos dependerá de la
información trasmitida eléctricamente. Las señales deberán ir por radio.
- ¿Usted quiere decir que la coherencia de la sociedad - coherencia en el sentido de
que no nos separemos en un montón de individuos desconectados - dependerá de las
comunicaciones radiales?
- Eso es. No habrá diarios, debido a que los equipos de los periódicos estarán
refugiados en los sótanos.
- ¿Aquí es donde entra usted, Chris? ¿Nortonstowe va a transformarse en una estación
de radio pirata? ¡Muchacho, dónde están mis bigotes falsos!
- Ahora escuche. Cuando las comunicaciones por radio sean de suprema importancia,
los problemas de cantidad de información serán vitales. El control pasará gradualmente a
quienes posean capacidad para manejar el mayor volumen de información y yo he
planeado que Nortonstowe tenga una capacidad por lo menos cien veces mayor que
todos los otros transmisores de la Tierra en conjunto.
- ¡Eso es una fantasía, Chris! Para plantear una sola cosa, ¿qué me dice del
abastecimiento de energía?
- Tenemos nuestros propios generadores Diesel y bastante combustible.
- Pero es seguro que no se va a poder generar la enorme cantidad de energía que se
necesita.
- No necesitaremos una cantidad tremenda de energía. No dije que tendríamos cien
veces la energía de todos los otros transmisores juntos. Dije que tendríamos cien veces la
capacidad de trasmitir información, que es una cosa totalmente distinta. No vamos a
trasmitir programas para personas individualmente. Trasmitiremos con una potencia muy
baja a los Gobiernos de todo el mundo. Seremos una especie de banco internacional de
información. Los Gobiernos se pasarán mensajes entre sí a través de nosotros. En suma,
nos transformaremos en el centro nervioso de la comunicación mundial, y en ese sentido
controlaremos los asuntos mundiales. Si esto parece una especie de anti-climax después
de mi introducción, bueno, recuerde que yo no soy una persona de tipo melodramático.
- Estoy empezando a darme cuenta de eso. ¿Pero en qué forma piensa equiparse con
esta capacidad de trasmitir información?
- Déjeme que primero le esboce la teoría. Es bastante conocida, en realidad. La razón
por la que no se la ha puesto todavía en práctica es, parcialmente, inercia, además el
interés en no descartar el equipo existente y en parte un inconveniente: todos los
mensajes tienen que ser grabados antes de ser trasmitidos.
Kingsley se ubicó cómodamente en un sillón.
- Por supuesto usted sabe que en lugar de trasmitir ondas de radio continuamente,
como se hace en general, es posible transmitir en golpes, en pulsaciones. Supongamos
que podemos trasmitir tres tipos de pulsaciones, una corta, otra mediana y una larga. En
la práctica la pulsación larga podría durar quizá el doble de la corta y la mediana una vez
y media ésta. Con un transmisor que trabaje en la amplitud de siete a diez metros, la
común para el trabajo de larga distancia, y con el ancho de banda usual, es posible
trasmitir alrededor de diez mil pulsaciones por segundo. Las tres clases de pulsaciones
podrían disponerse en cualquier orden asignado. Diez mil por segundo. Suponga ahora
que utilizamos las pulsaciones medianas para indicar la terminación de letras, palabras y
frases. Una pulsación mediana indica la terminación de una letra, dos pulsaciones
medianas seguidas indican el final de una palabra, y. tres juntas indican la terminación de
una frase. Esto deja las pulsaciones largas y cortas para transmitir letras. Supongamos,
por ejemplo, que elegimos el código Morse. Entonces como término medio se necesitan
tres pulsaciones por letra. Calculando una media de cinco letras por palabra quiere decir
que se necesitan quince pulsaciones largas y cortas para cada una. Y si agregamos las
pulsaciones medianas para señalar las letras se necesitan unas veinte pulsaciones por
palabra. De manera que a diez mil pulsaciones por segundo esto nos da una frecuencia
de transmisión de alrededor de quinientas palabras por segundo, comparado con un
transmisor normal que da menos de tres palabras por segundo; de manera que seremos
por lo menos cien veces más rápidos.
- Quinientas palabras por segundo. ¡Mi Dios, qué cacareo!
- En realidad quizá podamos ampliar el ancho de nuestra banda de manera que [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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